jueves, 14 de abril de 2011

LAS RELIQUIAS ( I )


 
    Desde hace siglos, la Santa Iglesia Católica, ha custodiado con piadoso celo, la memoria de aquellos cristianos que sobresalieron en su amor por Dios y en la caridad para con los hombres. Y porque destacaron en medio del resto de los creyentes por sus virtudes, practicando la fe, la esperanza y la caridad en un grado heroico, la Iglesia, los reconoce como “santos“ y nos los presentan como ejemplos a seguir en su entrega plena a Dios.

    El anhelo por conservar el testimonio y las enseñanzas de estos bienaventurados, llega hasta el punto de proteger y tener en gran estima, sus cuerpos y los objetos que usaron en la vida terrena; precisamente de ahí procede el termino reliquia, que significa “lo que queda”, “lo que resta”.


   Ocurre de igual manera cuando guardamos las fotos y los recuerdos de algún familiar fallecido, o de alguien por el que sentíamos un especial afecto; ¿quién no tiene en su casa, en lugar preferente, una foto de sus padres o abuelos?, acaso, ¿no guarda una viuda, la alianza de su difunto marido?, también los buenos hijos, ¿no procuran conservar como un tesoro, aquél rosario, que tantas veces vieron entre las manos de su madre?, y por último, ¿quién alguna vez, emocionado, no ha depositado un cálido beso sobre esas fotos, sobre esos objetos que un día pertenecieron a nuestros seres amados?. Entonces, ¿por qué hay personas, aún creyentes, que se escandalizan con el culto a las reliquias de los santos?. Se entiende, que no saben, o bien no quieren entender, lo que es amar.

   Y es que preservar y venerar los restos de los santos, no deja de ser un acto de amor hacia aquellas bienaventuradas almas, que ahora gozan de la visión de Dios en el Cielo. Eso sí: tengamos siempre presente, que un buen católico, sólo venera las reliquias por tratarse de los restos de un santo. Por ello, las reliquias reciben un culto de dulía (propio de los santos), en ningún caso de latría o adoración (reservado sólo a Dios); como muy bien explicaba San Jerónimo:
                                              "No adoramos las reliquias, porque tememos cometer el error de inclinarnos ante la creatura antes que a su Creador, pero sí veneramos las reliquias de los mártires en orden a adorar a Aquél por quien fueron martirizados".
 


4 comentarios:

  1. Muy bueno y didáctico Juan. Especialmente me gustó la aclaración sobre la veneración; desgraciadamente he visto católicos mal formados que le dan la razón a los Testigos de Jehová cuando nos atacan diciendo "Uds. adoran imágenes". Este es un punto sobre el cual hago incapié a mis alumnos de catecismo de adultos.

    Gracias por tu nota.

    ResponderEliminar
  2. Coincido con jjdotar. La formación es nuestro talón de Aquiles. Por desgracia nos quedamos con un cristianismo infantil de precomunión. No es de extrañar que tantas personas se echen en manos de las sectas evangélicas y TTJ. Un abrazo en Cristo :)

    ResponderEliminar
  3. Ah, tranquilos, que ésta solo ha sido la introducción... poco a poco (para no aburrir) iré desgranando el tema. Gracias por vuestros comentarios. A ver cuando os animáis a enviarme algo, que "Doctores tiene la Iglesia", jeje

    ResponderEliminar
  4. Muy interesante el Blog, mi más sincera bienvenida y enhorabuena!

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.