viernes, 15 de abril de 2011

LAS RELIQUIAS ( II )

   Para aquellos que critican e incluso atacan a la Iglesia Católica, alegando que el culto a las reliquias fue un invento medieval, les mostraremos con algunos pasajes en la Sagrada Escritura, que esa veneración a los santos a través de sus reliquias, responde a una tradición antiquísima. Comprobamos como desde el Antiguo Testamento -por lo tanto, antes de la Edad Media- el pueblo judío, veneraba los restos y objetos de los Santos Patriarcas.

    -Vemos así que los restos mortales de José, fueron llevados desde Egipto hasta Siquem, para ser sepultados en la Tierra Prometida (Génesis 50,25; Éxodo 13,19; Josué 24,32; Hebreos 11,22). 
   -También leemos, como Dios le promete a Moisés que con su vara hará cosas asombrosas (Éxodo 4,17), como sucedió ante los ojos del faraón Ramsés II (Éxodo 7,9-12), con las plagas de Egipto (Éxodo capítulos 7-8), cuando abrió en dos el Mar Rojo (Éxodo 14,16), o cuando hizo brotar agua de las rocas en el desierto del Sinaí (Éxodo 17,5-6) y en la guerra contra los amalecitas (Éxodo 17,9)
   -Observamos también en la Sagrada Escritura, como Dios hace retoñar el bastón de Aarón, para que lo colocaran dentro del cofre sagrado (Números 17,7-10)
   -Y en otro pasaje vemos como la capa del profeta Elías, abrió en dos oportunidades el río Jordán (2Reyes 2,8.13-14).


   Siguiendo con la Sagrada Escritura, vemos ahora en el Nuevo Testamento, como Dios se vale de algunos objetos (que de conservarlos, serían tratados como reliquias) para conseguir la sanación de los que en Él confían. Leemos en los Santos Evangelios, pasajes de la vida pública de Nuestro Señor Jesucristo, como aquél hermoso relato, donde una mujer que desde hacía doce años estaba enferma con derrames de sangre, se curó instantáneamente al tocarle el borde de su túnica (Mateo 9,20-22); también sucedió de igual manera, con los enfermos de Genesaret (Mateo 14,34-36).

   Y siguiendo ahora con en el libro de los Hechos de los Apóstoles, nos maravillamos al saber que “Dios hacía grandes milagros por medio del Apóstol San Pablo, tanto, que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocadas por su cuerpo, eran llevados a los enfermos, y éstos se curaban de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos” (Hch. 19,11-12).

 

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