domingo, 28 de agosto de 2011

ESCLAVITUD MARIANA: CONFIGURACIÓN PLENA CON NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO


   Por tanto, tienes que encontrar de verdad, a la Excelsa Madre de Dios para hallar la abundancia de todas las gracias. Como nos recuerda Santo Tomás, Dios no se comunica de ordinario a los hombres, en el orden de la gracia, sino por medio de la Virgen María.


   Así, para llegar hasta Dios y unirse a Él, es indispensable utilizar el mismo instrumento escogido por Él para descender hasta nosotros, hacerse hombre y comunicarnos sus gracias. Esto se realiza mediante una verdadera devoción a la Santa Virgen María.


   Mediante la  ESCLAVITUD  MARIANA, obtenemos la perfecta consagración a la Virgen Madre de Dios; esta perfecta consagración coincide con la finalidad misma de la vida cristiana: nuestra PERFECTA CONFIGURACIÓN CON JESUCRISTO.


   La  ESCLAVITUD  MARIANA  que nos enseña San Luis Mª. Grignión de Montfort, se refiere a una esclavitud de amor y voluntad. Con esta debemos consagrarnos a Dios por María, del modo más perfecto que una criatura puede entregarse a su Creador.


   Date cuenta además, que hay mucha diferencia entre “criado” y “esclavo”. El criado es libre de abandonar a su señor y sólo se compromete con él por tiempo determinado; mientras que el esclavo se compromete con su señor por tiempo completo y para siempre. El criado no concede a su señor derecho de vida y muerte sobre su persona; el esclavo se entrega totalmente a su amo, de suerte que éste podría hacerle morir sin que le inquiete la justicia.


   ¡Feliz, una y mil veces, el que, después de haber sacudido en el bautismo la tiránica esclavitud del demonio, se consagra a Jesús por María, como esclavo de amor!


(San Luis Mª. Grignión de Montfort)

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