lunes, 23 de enero de 2012

ALMAS DEL PURGATORIO; NUESTRAS OBLIGACIONES PARA CON ELLAS.


   Si queremos salvarnos tenemos que amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Al rogar por las Almas del Purgatorio cumplimos con la segunda parte de este divino mandamiento.


   Las Almas retenidas en el Purgatorio son mendigos que no pueden valerse por sí mismas; abandonadas, no pueden hacer otra cosa más que pedir socorro con lágrimas y sollozos. Son amadas de Dios y por ello también lo han de ser nosotros.


   El Catecismo Tradicional nos enseña que “la oración por los difuntos es más agradable a los ojos de Dios que la que se ofrece por los vivos, porque aquellos tienen grandísima necesidad de ella y no pueden socorrerse a sí mismos como estos.” El Omnipotente deja en nuestras manos el rescate de las Almas del Purgatorio.


   Escuchemos una vez más la voz de estas Benditas Almas:


“Cuánta crueldad con nosotras; para remediar los males de este mundo os dais mucha prisa, y sin embargo, para aliviar nuestras penas, tanta dilatación. Ayudadnos, por piedad, tened misericordia de nosotras.”


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ORACIÓN POR NUESTROS SERES QUERIDOS

Oh buen Jesús, que durante toda tu vida te compadeciste de los dolores ajenos, mira con misericordia las Almas de nuestros seres queridos que están en el Purgatorio. Oh Jesús, que amaste a los tuyos con gran predilección, escucha la súplica que te hacemos, y por tu misericordia concede a aquellos que Tú te has llevado de nuestro hogar el gozar del eterno descanso en el seno de tu infinito amor. Amén.

Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.

Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.

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