lunes, 8 de julio de 2013

LA INGRATITUD JAMÁS HA ENTRADO EN EL CIELO



            Santa Margarita María de Alacoque, la principal vidente y apóstol de la Devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús, era muy devota y amiga de las Benditas Almas del Purgatorio; esa intimidad era tal, que en no pocas ocasiones, las Almas se le aparecían, a veces, para pedirle oraciones y otras, para agradecerle su intercesión, gracias a la cual se veían libres del Purgatorio y por tanto, camino del Paraíso. Alguna de aquellas agradecidas Almas, le aseguró a Santa Margarita que intercedería por ella ante Dios, afirmando que LA INGRATITUD JAMÁS HA ENTRADO EN EL CIELO, o lo que es lo mismo: que las Almas que liberemos o al menos aliviemos en el Purgatorio (mediante nuestras oraciones, penitencias, limosnas y sobre todo, con el ofrecimiento del Santo Sacrificio del Altar) NUNCA dejarán de pedir favores a Dios por nosotros.





          Santa Margarita María de Alacoque en una carta fechada en abril de 1683 dice: "Nuestra Madre me permitió pasar toda la noche del Jueves Santo a favor de las Almas del Purgatorio delante del Santísimo Sacramento y allí estuve rodeada de estas pobres Almas con las que he contraído una estrecha amistad, y a las que llamo mis amigas pacientes"...

          En su autobiografía escribe: "Estando un día ante Jesús Sacramentado, de repente se me presentó una persona rodeada de llamas por todas partes y me dijo: Le ruego me aplique por espacio de tres meses los méritos de todas sus obras y oraciones... Así lo hice y al cabo de tres meses la vi de nuevo resplandeciente de gloria y subir al Cielo, prometiéndome ser mi protector ante Dios"

          En carta de 2 de Mayo de 1683 nos dice que "esta mañana, Domingo del Buen Pastor, dos de mis buenas amigas pacientes han venido a decirme adiós en el momento de despertarme. Una de ellas era la buena Madre Monthoux y la otra Juana Catalina Gascón, que me repetía sin cesar: El amor triunfa, el amor goza... Como yo les rogara que se acordasen de mí, me han dicho que la ingratitud jamás ha entrado en el Cielo".



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