viernes, 25 de marzo de 2016

VIERNES SANTO: ME DISTEIS COMPASION Y LAGRIMAS



   Hijos míos, ¿dónde estabais vosotros cuando en el Calvario se me envolvió en el silencio de una soledad, más cruel que la de mi tumba?… Amigos de mi Corazón, ¿qué era de vosotros cuando mis ojos, nublados por el llanto postrero de la agonía, no contemplaban sino semblantes iracundos de verdugos?… ¿Dónde estabais?…

   Ycuando, pensando en vosotros, los predestinados, tuve sed de que consolaran mi alma, infinitamente acongojada, ¿por qué entonces, se humedecieron mis labios, abrasados con hiel de ausencia… de olvido… de cobardía…, de tibieza de aquellos mismos que fueron los regalados del banquete  de mi hogar?… Bien lo sabéis: ésa no es, por desgracia, una historia de hace siglos; contempladme en esta Hostia, y decid si la ingratitud no es pan amargo y cotidiano de este Dios hecho Pan por los mortales… ¿Cuánto y en qué os he contristado en esta cárcel voluntaria, para que selléis sus puertas con el abandono en que se deja un sepulcro destruido y vacío?



   ¡Oh!, venid, rodeadme, estrechaos a mis plantas; quiero sentiros cerca, muy cerca, en la mística agonía de mi Corazón Sacramentado…

    ¡Hora ansiada, Hora venturosa la Hora Santa, en la que este Dios recobra su heredad, el precio de su sangre!…

    Yo os bendigo, porque tuve hambre y, dejando el reposo, vinisteis a partirme el pan de la caridad…; os considero míos porque tuve sed y me disteis compasión y lágrimas; os abrazo sobre mi pecho lastimado, porque estuve tristísimo en la soledad de esta prisión y vinisteis a hacerme deliciosa compañía. En verdad, en verdad os digo, que vuestros nombres están escritos para siempre con letras de fuego y sangre en lo más recóndito de mi Corazón enamorado…

    Descansad sobre él, como yo descanso ahora entre vosotros, los hijitos preferidos de mi amor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.