sábado, 13 de mayo de 2017

CIEN AÑOS DEL LLAMADO DE NUESTRA SEÑORA EN FÁTIMA A LA ORACIÓN Y A LA PENITENCIA


     La Santísima Virgen, Nuestra Señora, se le apareció en seis ocasiones a Lucía, Francisco y Jacinta, cerca del pueblo de Fátima, Portugal, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. En el transcurso de estas apariciones, Nuestra Señora les dijo a los niños que el Cielo le otorgaría la paz al mundo entero si sus peticiones por la oración, la reparación y la consagración eran escuchadas y obedecidas.


     “Si hacen lo que Yo les diga... tendrán paz.”

      Nuestra Señora les explicó a los niños que la guerra es un castigo por el pecado, y les advirtió que Dios castigaría la desobediencia del mundo a Su Voluntad con la guerra, el hambre y la persecución en contra de la Iglesia, del Santo Padre y de los fieles católicos. La Purísima Virgen profetizó que Rusia sería el "instrumento de castigo" elegido por Dios que esparciría los errores del ateísmo y del materialismo alrededor de la tierra, fomentando guerras, aniquilando naciones y persiguiendo a los fieles en todas partes.


  


     “Si no atendieran a mis deseos, Rusia esparcirá sus errores por el mundo promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas.”

     El Mensaje de Nuestra Señora al mundo está contenido en lo que ha venido a llamarse el “Secreto” que Ella le confió a los tres niños videntes en julio de 1917. El Secreto consiste en realidad de tres partes, las dos primera de las cuales ya han sido públicamente reveladas. La primera parte del Secreto fue una terrible visión del infierno “donde van las almas de los pobres pecadores”, y contenía una urgente súplica de Nuestra Señora para llevar a cabo actos de oración y sacrificio para salvar almas.

     La segunda parte del Secreto profetizó específicamente el estallido de la Segunda Guerra Mundial y contenía la solemne petición de la Madre de Dios, de la Consagración de Rusia, como condición para la paz mundial. También predijo el inevitable triunfo de Su Corazón Inmaculado después de la consagración de Rusia y la conversión de “esa pobre nación” a la Fe Católica.

      La última parte del Secreto (a veces llamada "El Tercer Secreto") aún no ha sido dada a conocer realmente, pero fue escrita por Lucía dos Santos, en 1944 y ha estado en posesión de la Santa Sede desde 1957. Fuentes de información sumamente confiables especulan que esta porción del Secreto se refiere a la Apostasía en la Iglesia Católica, que se inició coincidiendo con la muerte de Pío XII y la Auto-Demolición de la Iglesia con el "Concilio Vaticano II".








LA DEVOCIÓN AL PURÍSIMO CORAZÓN DE MARÍA,
 OBJETIVO DE LA VERDADERA PIEDAD


      "...conviene que nuestro espíritu se detenga en la consideración de las últimas perspectivas del mensaje de Fátima. Más allá de la tristeza y de los castigos sumamente probables hacia los cuales caminamos, nos esperan los resplandores sacrales de la aurora del Reino de María: ¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará! Es la perspectiva grandiosa de la victoria universal del corazón regio y materno de la Santísima Virgen. Es una promesa tranquilizante, atrayente y, sobre todo, majestuosa y entusiasta.

     Para evitar el castigo en la escasa medida en que es evitable; para obtener la conversión de los hombres en la modesta medida en que, según la economía común de la gracia, ella es aún alcanzable antes del castigo; para apresurar cuanto sea posible la aurora bendita del Reino de María; y para ayudarnos a caminar en medio de las hecatombes que tan gravemente nos amenazan, ¿qué podemos hacer? Nuestra Señora nos lo indica: enfervorizarnos en la devoción a Ella, en la oración y en la penitencia.


     Para estimularnos a rezar, en la última aparición Nuestra Señora se revistió sucesivamente de los atributos propios de las advocaciones de Reina del Santo Rosario, de Madre Dolorosa y de Nuestra Señora del Carmen, indicándonos cuán grato le es ser conocida, amada y venerada así.

      Igualmente, la Virgen de Fátima insistió de modo muy especial en la devoción a Su Inmaculado Corazón. Ella se refirió siete veces a Su Corazón en Sus mensajes (y Nuestro Señor, nueve). Así, el valor teológico de la Devoción al Inmaculado Corazón de María, por lo demás ya tan comprobado, encuentra en Fátima una preciosa e impresionante corroboración. Por otro lado, la insistencia de la Santísima Virgen prueba hasta la saciedad que esa devoción es eminentísimamente oportuna."

      Por lo tanto, quien toma en serio las revelaciones de Fátima debe hacer de la Devoción al Corazón Purísimo de María uno de los más altos objetivos de la verdadera piedad. 



Doctor Plinio Corrêa de Oliveira, 
Fundador de TFP (Tradición, Familia y Propiedad)



 Extractos del artículo “Fátima, en una visión de conjunto”, 

cfr. Catolicismo, Nº 197. Mayo de 1967




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