jueves, 22 de febrero de 2018

EL SACRIFICIO DE NUESTROS ALTARES SERÁ PROSCRITO




"En los tiempos finales... el sacrificio perpetuo será abolido, 
la iniquidad se posará sobre él; el santuario profanado
 y la verdad arrojada a tierra". 

(Daniel, VIII, 11). 

"Este es el Sacrificio de nuestros altares,
 que entonces, en esos terribles días, 
será proscrito, en todas partes prohibido; 
y, salvo los Sacrificios, que podrán celebrarse 
en las sombras subterráneas de las catacumbas,
 quedará interrumpido en todas partes".

(Cardenal Billot, S. I.)





LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN
la supresión del Santo Sacrificio de la Misa
por un simple memorial "ecuménico"


         Según se puede deducir de los lugares del Antiguo Testamento, donde se habla de la Abominación de la Desolación (por ejemplo, I Mac. 1,47; 50, 57 y II Mac. c. 6), la Abominación de la Desolación no es otra cosa que la sustitución del verdadero culto de Dios por un culto falso, ofrecido a los ídolos, o la profanación del lugar sagrado. De ahí, la íntima relación entre la supresión del Sacrificio perpetuo y la Abominación de la Desolación.

        Esto quiere decir que, al aplicar Cristo a una profecía suya, la profecía de Daniel, la supresión del Sacrificio perpetuo (o lo que es igual la supresión del Santo Sacrificio de la Misa) estaba ya evidentemente profetizada en el Antiguo Testamento; pues, el único Sacrificio Perpetuo, a partir del Sacrificio del Calvario, cuando quedó abolida la antigua alianza y establecida la nueva y eterna, es el SACRIFICIO DE LA MISA. No hay otro. Todo esto lo explica y aplica muy acertada y exactamente el Card. Billot, en su citada obra.

        En el "Examen Crítico" a la "nueva misa" que confeccionara Mons. Guerard des Lauries extraemos que "El fin último del Sacrificio de la Misa es la alabanza que debe tributarse a la Santísima Trinidad, según la explícita intención de Jesucristo en el mismo misterio de su Encarnación: "Al entrar al mundo dice: 'No quisiste hostia ni ofrenda: en cambio a mí me preparaste un cuerpo' " (Heb. 10, 5; cfr. Ps. 39, 7-9). Por cierto, este fin buscado ha desaparecido completamente en el Novus Ordo: desapareció ciertamente del Ofertorio, pues la plegaria "Recibe, oh Trinidad Santa" ha sido eliminada; desapareció de la conclusión de la Misa, ya no se dirá más "Séate agradable, oh Trinidad Santa"; también fue suprimida del Prefacio, ya que el Prefacio de la Santísima Trinidad, que hasta ahora se recitaba oportunísimamente todos los domingos, ahora en el Novus Ordo sólo se dirá en la fiesta de la Santísima Trinidad, y por lo tanto solamente una vez al año."

        Conclusión: Abominación de la Desolación es igual a la supresión del verdadero culto de Dios, a la supresión del Sacrificio Perpetuo. Es así que el único Sacrificio Perpetuo, cuando Jerusalén fue tomada por las tropas romanas y fue destruido el templo, era el Sacrificio de la Misa, luego lo que se profetizó es que la MISA, la OBLATIO MUNDA, que le sería ofrecida a Dios, desde la salida del sol hasta el ocaso, habría de ser abolida. Esto es lo que sucedió con la promulgación del Novus Ordo Missae, "la nueva misa" promulgada por Montini, alias "Pablo VI".





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